Hay consenso: esto va para largo…Que la próxima semana se den -con pies de plomo, como ordena la prudencia- los primeros pasos de la vuelta a la normalidad, de ninguna manera significa que la pandemia del coronavirus vaya en franco declive, ni, mucho menos, que esté en vías de superarse. Lo mismo donde ha sido estimable el celo de la población para acatar las recomendaciones de las autoridades sanitarias -Jalisco, por ejemplo- que donde las circunstancias socioeconómicas, la indolencia o la ignorancia de los habitantes, o su desdén ante las disposiciones de los gobernantes han dado pie a otro tipo de conductas, aún no hay espacio para el triunfalismo.-II-En Jalisco, se supone que la fase preliminar de la llamada “Fase Cero”, programada para la próxima semana, se ha dedicado a poner las bases para reanudar gradualmente las actividades que se decidió interrumpir en cuanto se encendieron las alarmas. En acatamiento a los lineamientos del Gobierno federal, y particularmente a la recomendación de que cada estado y aun cada municipio vaya eliminando restricciones (a la voz de “Según el sapo es la pedrada”, diría el ranchero), se supone que aquí se han fijado, con la claridad que el asunto amerita, las reglas de juego que deberán aplicarse: medidas preventivas de seguridad sanitaria, orientadas a la salud de los trabajadores y empleados de los negocios que cerraron sus puertas y suspendieron actividades a tenor del riesgo que implicaba continuar con ellas, como si nada…, pero, también, a la salud de sus potenciales clientes; de la población en general, pues.-III-Por supuesto, hay datos preocupantes. Uno, que la cifra cotidiana de contagios y defunciones, en México, sigue al alza, lo que significa que -contra lo que machaca el estribillo del discurso oficial- la famosa “curva” de la pandemia aún no se aplana. Otro, las previsiones del Banco de México, en el sentido de que este año podrían perderse entre 800 mil y un millón 400 mil empleos formales; de que la economía podría sufrir un desplome del 8.8% a raíz del coletazo derivado de la pandemia, y de que necesariamente será lento el proceso de recuperación de lo perdido (“…y lo que aún se perderá”, como dicen que dijo Don Teofilito) de manera abrupta.Todo eso, a partir más de datos duros que de buenas intenciones o “latidas” que se difunden a los cuatro vientos… como quien chifla en la oscuridad para ahuyentar el miedo.
