Jueves, 28 de Marzo 2024

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El muro de Trump en Tapachula

Por: Rubén Martín

El muro de Trump en Tapachula

El muro de Trump en Tapachula

Algo realmente grave está ocurriendo en la frontera sur de México, especialmente en Tapachula, Chiapas, sin que los medios del país o la sociedad volteen a mirar el problema. Se trata de una crisis migratoria que se está convirtiendo en una crisis humanitaria. Una crisis cuyos responsables son el Gobierno de Estados Unidos que preside Donald Trump, y el Gobierno de México que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Apenas el pasado jueves se informó el naufragio de una pequeña embarcación frente a Puerto Arista, en Tonalá, Chiapas, donde murieron ahogados tres personas procedentes de Camerún. Emmanuel Cheo Ngu, de 39 años, y Michael Atembe, de 32 años, son dos de los nombres.

Al día siguiente, el sábado 12 de octubre, unas dos mil personas entre adultos y niños trataron de emprender una caravana desde Tapachula, para tratar de llegar a la frontera norte del país y solicitar asilo en Estados Unidos. Una hazaña como la que hace un año emprendieron miles de centroamericanos que cruzaron la frontera sur de México, todo el país, hasta llegar al país del norte.

Pero esta vez los migrantes organizados en caravana no pudieron siquiera salir de Chiapas. Unos kilómetros delante de Tapachula, antes de Huixtla, un muro de miembros de la Guardia Nacional, Policías Federales y guardias del Instituto Nacional de Migración (INM) les impidió proseguir su camino.

Con sorpresa, rabia, impotencia y llanto, hombres y mujeres africanos pedían explicaciones del por qué se les impedía seguir caminando. Con el escaso español que han aprendido, uno de ellos preguntaba con ira a un mando de la Policía Federal, por qué les impedía seguir, según un video del activista migrante, Irineo Mújica. “Seis meses estamos aquí, con nuestra vida. Ahora estamos pasando problemas, ¿qué pasa a México? ¿qué pasa a México? Nosotros no somos ‘trouble’ (problema)”, le decía un africano al policía con su hijo cargado al cuello.

Migrar de un país a otro para buscar una vida más digna, no es ni ilegal ni debería ser un problema. Pero justo los Estados y poderes que son más responsables de las causas que generan la migración (colonialismo, explotación de tierra, recursos y fuerza de trabajo; cambio climático…) son los que convierten en ilegal y en un problema la migración.

En su jodido juego de intereses políticos y cálculos electorales, Donald Trump convirtió el tema migratorio y los supuestos instrumentos para detenerla (el muro, leyes más duras) en una máquina de ganar votos. Mientras más asusta a sus votantes de que llegarán más “sucios y violentos” migrantes, más posibilidades tiene de permanecer en el poder.

Como se le complicaba la autorización para la construcción del muro, el perverso Trump amenazó al Gobierno de México con imponer más aranceles a las mercancías mexicanas. La historia de la amenaza ya es conocida. El Gobierno de López Obrador aceptó convertirse de facto en la policía migratoria de Trump a cambio de posponer las amenazas arancelarias.

La firma del acuerdo entre el Gobierno de Trump y el Gobierno de López Obrador acarreó más perjuicios y dificultades para los migrantes. Hasta antes del acuerdo, el Gobierno de la Cuarta Transformación (que ofreció una política humanitaria a los migrantes) concedía permisos de salida a los migrantes que llegaban a Chiapas, y muchos de ellos llegaban por su cuenta a la frontera norte. Pero desde el 1º de julio de este año, el Gobierno ha suspendido permisos de transitar al norte y sólo ofrece salidas hacia Guatemala.

Esto no es sólo violatoria a los derechos humanos sino violatorio de las leyes migratorias. Muchos de los migrantes retenidos tienen permisos provisionales de tránsito que no han sido respetados, como ocurrió el sábado pasado.

El grupo de migrantes que provienen de una docena de países de África, más centroamericanos y haitianos, permanecen hacinados y sin la debida atención alimentaria y sanitaria en el centro migratorio de Tapachula, o en la ciudad. No pueden moverse, de lo contrario se enfrentarán al muro de la Guardia Nacional.

A efectos prácticos, Tapachula (y el sur del país) se ha convertido en el muro que Trump quiso construir. Y no le costó un solo centavo, pero si ha multiplicado las penurias para miles de migrantes. La política migratoria de la Cuarta Transformación es indignante. Debe ser cambiada.
 

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