Lunes, 20 de Mayo 2024

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Gobernar las ciudades: los desafíos persistentes

Por: Ismael del Toro

Gobernar las ciudades: los desafíos persistentes

Gobernar las ciudades: los desafíos persistentes

En 1967, Horst Rittel y Melvin Webber, académicos de la Universidad de California en Berkeley, introdujeron el concepto de “wicked problems” o problemas perversos. Esta noción describe problemas sociales que son complejos, contradictorios e interdependientes, caracterizados por información frecuentemente incompleta y la ausencia de soluciones claras o definitivas para atenderlos. Este tipo de problemas contrasta con aquellos más sencillos, cuyas soluciones suelen ser directas y evidentes.

Recientemente, durante un conversatorio internacional en Santiago de Chile, se discutieron algunos de estos desafíos que enfrentan las ciudades en el mundo y especialmente en América Latina. Un ejemplo de este tipo de problemas es la situación de las personas en situación de calle, un fenómeno que se ha expandido y complejizado cada vez más, tomando un papel protagónico en la agenda pública de las últimas dos décadas.

En Estados Unidos, de acuerdo con el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos, el año pasado se registró un récord de 653 mil personas sin hogar, evidenciando la magnitud, severidad y persistencia de un problema que se ha visto intensificado en ese país por factores como el alza en el consumo de opioides y la falta de viviendas asequibles. Los gobiernos de algunas ciudades en este país se han dispuesto atender esta problemática desde diferentes perspectivas. En la ciudad de Las Vegas, por ejemplo, se ha permitido que personas sin hogar ocupen espacios bajo las principales avenidas, en lo que se ha cuestionado como un intento de “limpieza social”. En contraste, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, quien sucedió a Eric Garcetti, lanzó para abordar este problema un programa de vivienda accesible, que a la fecha no ha logrado cumplir con las expectativas generadas en su campaña por la alcaldía, en la que prometió, entre otras cosas, alojar a 15 mil personas para fin del primer año de su mandato, reducir radicalmente el número de personas sin hogar en la calle y terminar con los campamentos en la calle. Por otro lado, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha promovido políticas para reducir la visibilidad de los sin hogar en lugares públicos, enfocándose en el orden social.

En América Latina el número de personas en situación de calle es profundamente preocupante; en Chile, la organización social El Hogar de Cristo, que atiende a esta población, estima que hay unas 40 mil personas en situación de calle, y en Brasil, de acuerdo con el Ipea, órgano de investigación económica del Gobierno, esta población se ha incrementado en 10 veces en la última década, al pasar de cerca de 22 mil personas en 2013 a más de 227 mil en 2023. Chile ha apostado por la creación, en 2017, del Registro Social Calle; por su parte, en Brasil, a finales del año pasado, se anunció Calles Visibles, un plan dotado por 200 millones de dólares para atender esta problemática a partir de dotaciones de alimentos y la formación de 5 mil profesionales de la salud para trabajar en calle, entre otras valiosas acciones.

Los “wicked problems” se caracterizan por no tener soluciones sencillas o universales. La crisis que plantea el incremento de personas sin hogar, en los centros urbanos, sobre todo, puede responder a diferentes condiciones sociales: en algunas ciudades se atribuye principalmente al aumento en el consumo de drogas y particularmente de opioides, mientras que en otras se relaciona con la escasez y el alza en los precios de la vivienda, los bajos salarios, la creciente desigualdad económica o la migración en sus diferentes contextos. Esta situación se complejiza aún más si se considera la prevalencia de problemas de salud mental en esta población.

Esta diversidad de factores provoca que la clave para repensar la atención de este tipo de problemas sea evaluar las causas que le originan y potencian en un territorio y comunidad en particular, y dar cuenta de los resultados y efectos que han generado las acciones emprendidas por las instituciones para mejorar la situación de las personas que presentan esta vulnerabilidad. Sin recetas, ni atajos, los problemas complejos como éste deben observarse a la luz de los diferentes factores que intervienen, tanto en su gestación como en su permanencia.

Las ciudades enfrentan en la actualidad múltiples y complejos desafíos como éste al que he hecho mención, que interpelan las capacidades y posibilidades institucionales, entre ellos podemos enunciar los referentes al cambio climático, la escasez de agua, el acceso a la vivienda, la movilidad, la seguridad y los servicios públicos. Las ciudades de México por supuesto no son la excepción, por lo que es preocupante que a medida que nos acercamos al cierre del proceso electoral, se observa un aumento en las campañas negativas y subidas de tono entre adversarios y una ausencia, cada vez más honda, de propuestas concretas para atender este tipo de problemas que tanto nos preocupan a quienes habitamos las urbes mexicanas.

Quienes obtengan el triunfo el próximo 2 de junio se enfrentarán desde el día número uno de su gestión con esta red de “wicked problems” urbanos ante los que se requiere adoptar enfoques creativos, innovadores y, sobre todo, con perspectiva de derechos humanos. Las soluciones demandarán transdisciplinariedad en el enfoque analítico, la colaboración entre diversos sectores, un profundo entendimiento de las dinámicas locales, así como de las complejas interacciones entre los factores que configuran cada problemática.

Además, este tipo de intervenciones deberán ser producto de un diálogo estratégico entre la ciudadanía, el Gobierno y los diferentes agentes sociales involucrados, que impulse ejercicios de gobernanza colaborativa y participativa, lo cual resulta esencial para desarrollar soluciones que sean efectivas, sostenibles y pertinentes al contexto específico de cada ciudad. 

Este tipo de diálogo puede iniciar hoy, en tiempos de campaña, ello nos permitiría conocer mejor a quienes aspiran a tomar las decisiones en nuestra ciudad, y también sería una oportunidad invaluable de reconocer nuestras posturas y propuestas como comunidad. 

@DelToroIsmael_

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